- En tres días se
gastó 1.471 euros por internet e intentó cargar otros 1.305 euros.
- El acusado cumplirá un año y nueve meses de cárcel.
- Un vigilante de seguridad del centro comercial Factory Aeropuerto de Sevilla ha sido condenado por hacer seis compras por internet con las tarjetas de crédito que un cliente había extraviado en el probador de una tienda.
Las
tarjetas estaban guardadas en una cartera que el cliente perdió al caérsele en
el probador, otro usuario la recogió y se la dio a la dependienta, y ésta
a su vez la entregó al acusado para que la devolviera a su propietario.
El
vigilante, antes de devolver la cartera, se quedó con los datos de dos tarjetas de crédito que había
en su interior e hizo seis compras
por internet por un importe
total de 1.471 euros. Intentó, sin conseguirlo, hacer otros seis cargos
por un total de 1.305 euros.
El
vigilante fue condenado por el juzgado penal 10 de Sevilla a un año y nueve meses de cárcel por
estafa pero recurrió ante la Audiencia alegando falta de motivación de la sentencia, ausencia de pruebas y vulneración de su derecho a la
presunción de inocencia.
Ahora,
la Audiencia considera pruebas suficientes el hecho de que una de las compras
investigadas fuese entregada en el
domicilio del acusado, que el correo electrónico desde donde se hicieron los encargos
fuese el suyo y que un teléfono de
contacto correspondiese al de su hermano.
Además,
el condenado trabajó en el Factory Aeropuerto el día en que se perdió la
cartera, el 18 de febrero de 2012, en un horario coincidente con el suceso,
según comprobó la Guardia Civil.
El
20 de febrero compró online en Mercadona por importe de 276 euros y al día
siguiente gastó 699 euros en Carrefour. Los días 21 y 22 intentó otras seis
compras que fueron rechazadas.
Entonces
utilizó una segunda tarjeta para hacer tres operaciones de 55, 50, 165 y 226
euros.
En
este caso fue juzgada también su
esposa, que finalmente ha sido absuelta, ya que “no constan en su
declaración móviles turbios o inconfesables, ni que ello responda a una
estrategia de defensa”.
Efectivamente,
en el curso de esta investigación policial se intervino en casa del vigilante
un televisor que ahora ha sido decomisado. La esposa manifestó que un día llegó
a su casa y se encontró el televisor nuevo, preguntó por la procedencia del
mismo y su marido le dijo que lo había comprado. A ella no le extrañó porque su
marido era “quien llevaba la casa y realizaba las compras”.
El
acusado, sin embargo, dijo lo contrario: que un día llegó a su casa y vio un
televisor, que él no había llevado, y cuando preguntó a su esposa “ésta
le dijo que se lo habían regalado”.
La
Audiencia tampoco aprecia un “ánimo
espurio por parte de los testigos”, uno de ellos agente de la
autoridad, como para imputar falsamente unos hechos delictivos, por lo que la
condena se declara firme al no caber posteriores recursos.
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