
Recientemente,
con ocasión de la reunión del Foro EFITEC, los representantes de la
Administración informaron a los presentes del desarrollo de los trabajos que
lleva a cabo el Ministerio del Interior para la elaboración del tan esperado
Reglamento de Seguridad Privada. Ciertamente, la noticia, no por esperada menos
deseada, merece algunos comentarios.
En primer lugar, llamar la atención sobre
el equipo llamado a culminar esa asignatura pendiente. De nuevo, el comisario
principal Esteban Gándara y el coronel César Álvarez, bajo la dirección del
secretario general técnico del Ministerio, Juan Antonio Puigserver, y del
vicesecretario, Antonio Cerrolaza, han asumido la responsabilidad de aterrizar
en el Reglamento las expectativas generadas en la Ley 5/2014.
La confianza en este equipo es máxima. Su
trabajo es de sobra conocido y les avala su acreditada capacidad para diseñar
un futuro prometedor para el sector de la seguridad privada; lo han hecho desde
la Ley y a lo largo de su trabajo al frente de sus respectivos departamentos,
con el apoyo de sus magníficos equipos. Nos felicitamos por su presencia porque
somos plenamente conscientes del bagaje de experiencia y conocimiento que
poseen, hasta el punto de poder afirmar sin temor a equivocarnos que sin ellos
se habría perdido en gran parte, no sólo la visión global y de futuro, sino
incluso la capacidad de alcanzar acuerdos en lo fundamental.
En segundo lugar, la información
facilitada da cuenta del alto ritmo que se ha imprimido al trabajo del grupo,
lo que indica que, tras casi dos años de demora, los nuevos responsables de
Interior han sabido conectar con el clamor del sector y han decidido impulsar
con firmeza esta pieza fundamental que faltaba en el puzle de la seguridad
nacional.
Somos conscientes de que, precisamente por
su trascendencia, la tramitación del Real Decreto será larga y complicada. No
cabe hacerse ilusiones de que en breve lo veremos en el BOE; por el contrario,
debemos prepararnos para esperar quizá más de un año su publicación. El propio
vicesecretario expuso en el III Congreso Nacional de Seguridad Privada cómo una
norma de esta naturaleza requería un largo plazo para completar su tramitación
y hoy la situación política es más compleja.
Pero, con ser importante la rapidez, lo es
más que la calidad del trabajo esté a la altura de las expectativas: nuevos
servicios, nuevas fórmulas de participación, mejor coordinación con la
seguridad pública, más uniformidad en el bloque normativo de la seguridad,
valor para lanzarse a soluciones imaginativas que potencien la lucha contra las
malas prácticas, fórmulas más flexibles de control que, al mismo tiempo
incrementen la fiabilidad de los servicios, prudencia para adentrarse en nuevos
espacios sin perder el pragmatismo que siempre aconseja “menos es más…”
He ahí algunos de los grandes retos de
este Reglamento que nos hacen pensar que vivimos un momento histórico. Si la
Ley de 1992, con su Reglamento de 1994, propiciaron un desarrollo
extraordinario del sector de la seguridad privada, considerado entonces
básicamente como proveedor de servicios de vigilancia, no cabe duda de que la
Ley de 2014, con este Reglamento lo pueden proyectar con plenas garantías hacia
una posición de proveedor de servicios integrales de seguridad, en los que la
tecnología tendrá un papel protagonista ocupando el espacio que nuestra
Estrategia Nacional de Seguridad le ha reservado y el servicio a España
requiere. La capacidad del grupo que lo conduce induce al optimismo y nos
ponemos a su entera disposición, al igual que cada uno de los profesionales que
lo integran, para aportar todo aquello que pueda resultar de utilidad en esta
noble empresa.
¡¡MUCHA SUERTE!!
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